Esta es una película triste. No por su trama, personajes o situaciones. Más bien por que es una oportunidad perdida. Detrás de una trama trascendente se oculta una simplona película romántica que te brinca al rostro como un alien y te asfixia antes de que puedas protegerte.
La premisa es simple: Adaline, una mujer joven a principios del siglo XX, sufre un accidente mágico que le impide envejecer. En un principio esto parece una gran ventaja, hasta que la sociedad se rehúsa a aceptar a una mujer de casi cuarenta años que se vea como una veinteañera. Cuando los problemas empiezan, decide huir y cambiar de domicilio, identidad y amistades cada que las cosas se pusieran sospechosas. Su hija empieza a verse más vieja que ella y sus amigos mueren, pero ella sigue igual. Trágicamente, sólo puede seguir mudándose una y otra vez.
Aunque la idea no es muy original, se podría prestar a muchas situaciones y connotaciones profundas. No tiene que ser una gran película, me conformaría con una película interesante que tenga una lectura más sutil. Pondré dos ejemplos muy simples: Groundhog day (1993) con Bill Murray. Una simple comedia que plantea la situación de revivir el mismo día una y otra vez, por toda la eternidad. Su amable exterior disimula una serie de capas de significado que llegan hasta la filosofía. Uno puede leer lo que desee en esa pequeña comedia.
Igual sucede con Back to the future (1985), donde el punto principal no es el viaje en el tiempo, es una pregunta mucho más universal: ¿Qué sucedería si conociéramos a nuestros padres de nuestra edad? ¿Cómo nos llevaríamos con ellos? ¿Serían como nos contaron? La situación no sólo se presta a la comedia, es un tema con el cual cualquiera puede identificarse.
Ambas son películas comerciales, sin altas pretensiones artísticas. Sin embargo, nos dan un hueso un poco más duro de roer. No se nos olvidan de camino al estacionamiento del cine. Tan es así que las podemos ver hoy y nos siguen divirtiendo.
The age of Adaline podría haber estado en esta categoría. El simple hecho de que la hija de Adaline se mire anciana a un lado de ella podría prestarse a tantas lecturas. ¿Se imaginan una madre veinteañera cuidando de su hija anciana? Como si fuera un regreso a la infancia, y requiera cuidados de nuevo. Pero la película huye de todos estos temas y cuando encuentra un obstáculo le saca la vuelta. Los momentos más interesantes suceden cuando aparece Harrison Ford, que interpreta al padre del interés romántico de Adaline. Con quien ella, por cierto, tuvo también un romance hace muchos años. Él casi la reconoce, pero le parece imposible que siga tan idéntica. Ella miente y dice que es su propia madre.
Casi tocaban un tema interesantísimo. Casi. Pero como mencioné, la película lo salta olímpicamente, ignorando por completo la situación para aterrizar en refritos manoseados.
¿Qué piensa Adaline? Casi no hay momentos de reflexión en la cinta. Sería tan bueno que ella hablara desde su experiencia de más de un siglo como mujer de la misma edad. Podría hablarnos de cómo ha cambiado la sociedad durante todo el siglo XX. ¿Pueden imaginar semejante privilegio? Después de todo, ella lo ha vivido. Adaline debería ser sabia, muy sabia. Ese podría ser su encanto, no su belleza. Pero no sucede nada de esto: Se enamora repentinamente y recorremos territorio familiar a toda película romántica.
Yo sé que los directores hacen las películas que ellos quieren, no las que yo me imagino. Por eso mi reseña debe tomarse con un ligero excepticismo. Sólo son diatribas tontas de alguien que quiere reflexionar un poco cuando va al cine.